A lo largo de la jornada escolar, tenemos tiempo para todo: lectoescritura, lógica-matemática, psicomotricidad, inglés... y lo más importante: relacionarnos y jugar. Así es como ellos aprenden lo realmente importante: conocerse, respetarse, ayudarse... Este proceso de construcción de la personalidad, nos deja un sin fin de momentos que me encantaría poder enseñaros: cómo se ayudan, cómo se enseñan unos a otros, cómo comparten, cómo ríen a carcajadas... pero como podéis imaginar, debido al ritmo frenético del aula, es imposible.
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